Lanzadera #014
Confieso que siento envidia muchas veces de las manos y el saber hacer de mi padre en su día a día. Igual pone una cinta alrededor de una base de alfombra para dejarla con acabado especial sin despeinarse que te pinta varios felpudos o corta varias piezas.
Todo ello con una tranquilidad pasmosa y con algo de música de los 70 de fondo de alguna emisora medio inglesa, medio torrevejense (cosas del fm). Para mí a veces es arte.
Si me tengo que poner a hacer lo mismo como mínimo me pongo a sudar sólo de pensarlo.
Pero no sólo me pasa con él. Pienso en lo que puede hacer mi cuñado carpintero con sus manos y como es capaz de construir decenas de cosas diferentes con tablones de madera (aparte de arreglar cualquier cosa con sus herramientas). Artesano de lo suyo.
Ni loco me veo capaz de ciertas cosas. Al menos, sin horas, horas y horas de hacer el mismo trabajo para acercarme medianamente a un acabado medio decente.
Y se lo he dicho más de una vez: “leches, ojalá tuviese esa capacidad que tú tienes para hacer todo lo que haces de manera manual”.
Creo que eso nos puede pasar a tod@s con cualquier disciplina. Y sentirnos por ello un poco menos competente de lo que pensabas. Que tú no puedes hacer lo mismo, que tu trabajo no tiene el mismo valor que el suyo. Que lo suyo es muy complicado y tu faena es mucho más sencilla.
El caso es que (siempre me acuerdo después) más de una vez mi padre o mi cuñado me han dicho lo mismo a mí, que ojalá fuesen como yo y entendieran todo ese mundo tecnológico que a ellos les puede quedar más o menos lejos en algún aspecto que ven como yo me desenvuelvo como pez en el agua. Y ojo, no son mancos tampoco.
Que con dos clicks aquí y un par de acciones por allá resulta que creas de la nada una web, o configuras nosequé del ordenador, o cualquier tema de Internet.
Para ti es coser y cantar, pero ellos no sienten lo mismo.
En cierta manera, nosotros también somos un poco artesanos digitalmente. Hemos echado horas y absorbido conocimiento como cualquiera de los profesionales de otros trabajos manuales que hay en el mundo.
Quizá a nosotros nos falte un poco más de auto-reconocimiento, de valorarnos un poco más, ya que nuestro trabajo es tanto o más interesante y complicado que cualquier otro.
Pero no quiero cerrar yo con una reflexión. La de hoy os la dejo a vosotr@s 😉
Abrazos