Las canillas son las bobinas de hilo que se usan dentro de las lanzaderas de los telares. No son las bobinas de hilo al uso que todos conocemos, ya que deben ser más estrechas y largas para encajar en una lanzadera.
Deben pues, ser transformadas de la bobina tradicional a la canilla para poder cruzar los hilos y tejer la alfombra.
Ya cada región, lugar, costumbre o historia hace que la llamen de forma distinta o parecida. (Y más en Crevillent, con la mezcla de valenciano y castellano que tenemos).
Alrededor de los años 94/95/96, normalmente a mitad de verano mi padre tenía la costumbre de llevarme a la fábrica de la empresa familiar a ayudarle a preparar un poco todo de cara a la vuelta de vacaciones.
Esos días aprovechaba para “engañar” a mi abuelo y sacarme unas pesetas para mis gastos veraniegos, de paso que les hacía unas cuantas cajas de canillas para la nueva temporada.
- Abuelo, he hecho 5 cajas hoy. Mucho valor.
- Ayudar cobrando, ¿Eh?
Exactamente no era ese el diálogo, pero casi.
Recuerdo las primeras veces preparando las bobinas. Una máquina con 40 años de historia, varias bobinas en marcha, hilos a todo trapo enrollándose y con la posibilidad (que ocurría mucho) de que el hilo se rompiera al ser de fibra natural.
Creo que no era capaz de hacer un par ni en modo asíncrono. (Una detrás de otra, vamos). Ni nombrar las veces de las primeras canillas acababan deshaciéndose mientras se salía del tubo que la sujetaba.
Todo cambia cuando empiezas a afinar la técnica y empiezas a conocer la máquina después de varios días dándole a la susodicha. Cuando pasé ese “Valle de la Muerte“ donde parece que nada sale hasta que de repente te das cuenta que estás haciendo una detrás de otra, pasas del absoluto desánimo (y más con 14 años) a toda la euforia de sentirte un crack. De no llenar media caja a dejar el almacén cargado.
Ni tanto ni tan calvo, obviamente. Pero de esto queda una lección que día a día se debe repetir en cualquiera de nuestros trabajos o proyectos: Insiste, repite, observa, perfecciona. Supera ese valle que parece que no va a ningún lado (Seth, contigo empezó todo) y acaba sacando a la luz el valor que tenías dentro.
No dejéis de insistir, es la constancia la que nos hace fuertes y saca lo mejor de nosotros. Y esto se paga bien :)
Abrazos :)